EL TRABAJO DESPUÉS DE LA PARANOIA

miércoles, 6 de mayo de 2009 | Etiquetas: | |


Platicaba ayer en una comidita que el asunto del trabajo después de esta crisis "influenziada" iba a costar mucho más trabajo que la que ya nos había estado dejando la crisis "económica". No todas las empresas, sobretodo del ramo restaurantero, turístico y relacionados; van a tener posibilidades reales de sobrevivir sin gente que acuda a sus establecimientos.


Hoy por hoy se dan cambios a las dinámicas de vida de las personas. Un ejemplo que he venido observando es la comida. Tengo varios compañeros que, asustados, previsores o vayan a saber qué motivo, decidieron llevar comida de casa a la oficina. Y no son dos o tres, sino más de diez.


Otros se han juntado para ir a comprar al Sam´s o al Costco, artículos por mayoreo para que salgan más baratos.


Ya he escuchado o sabido de algunos más que cuidan más su ropa y zapatos porque las compras de éstos se han visto espaciadas a lo largo del año.


Creo que las crisis son más internas que externas, es decir, allá fuera pueden decir que el PIB bajó al máximo o que la microeconomía se está viendo afectada por el cierre de empresas pero es lo que sentimos y percibimos de ésta, lo que nos hace caminar o detenernos.


No fue la influenza, como enfermedad; la que nos hizo ponernos cubrebocas y lavarnos las manos veinte veces, es el miedo e incluso, me consta, temor al aislamiento porque "todos" traían "menos yo". Y en esta crisis de discriminación y enefermedad, nos montamos a ser como la mayoría, a aparentar cuidarnos aunque sea una vez. Y vamos aquí con cómo nos sentimos respecto a lo que pasa. Difícil mantener el ánimo, es cierto; pero no imposible.


Por ello, creo que ambas crisis traerán circunstancias mucho más sensibles para quiénes tenemos trabajo como para los que no lo tienen. Ayer mismo platicaba sobre qué pasará con los días que de manera obligatoria nos concedieron a algunos : nos los descontarán, nos los tomarán a cuenta de vacaciones, nos pagarán al 50%... Y de repente pienso y digo que mejor sería esperar a saber cómo actuarán las autoridades de nuestros lugares de trabajo para, sobre ello, tomar no sólo una decisión, sino una actitud al respecto. Me ando casando con la idea que dice "no te centralices en el problema, sino en la solución del problema". Y es cierto.


Pienso que estas crisis sacan lo peor y lo mejor de nosotros. Mucho más creatividad para quiénes no tienen trabajo y lo buscan. Y no digo que todos seamos emprendedores o futuros empresarios, sin embargo, sí recalco que si se trata de tener dinero, lo peor sería robar y que lo cacharán.


Un ejemplo lo vi publicado hoy en el periódico El Universal, sobre un joven, egresado de Diseño Gráfico de la UNAM, que buscó la manera de ganar dinero, haciendo algo que le gustaba. Aquí algunos fragmentos de dicha entrevista:



Apuesta a lo mexicano


Eduardo Larios encontró en la elaboración de productos con tradiciones mexicanas una fuente de ingresos

Orgulloso de las raíces de su país, Óscar Eduardo Larios Nava decidió plasmar las tradiciones nacionales en cojines, joyería y llaveros, entre otros artículos muy mexicanos, con la ambición de llevarlos a Estados Unidos y Europa.


En lo que inició hace un año como una inquietud por hacer algo para la decoración, este emprendedor retomó las imágenes representativas de la cultura mexicana bajo el nombre de Fashiol, con cuatro temáticas básicas: Virgen de Guadalupe, Árbol de la Vida, Huichol y Talavera.
El diseñador y director general de la marca dijo que en 2008 por mes llegaron a tener pedidos desde dos cojines hasta 200, que fue el caso del modelo de la Virgen de Guadalupe, que cuesta 350 pesos el juego.


“Por ejemplo, en el caso de los dos centenares, fue una venta aproximada de 70 mil pesos con un tiempo de respuesta de cinco a 10 días, pero tenemos una capacidad de producción máxima de 500 cojines”.


Añadió que en el primer cuatrimestre de 2009 el interés existe, pero el poder adquisitivo del consumidor no es el óptimo y la demanda ha caído dramáticamente.


“Nuestra producción está parada y tenemos que buscar alternativas, porque las ventas han bajado 40%, antes teníamos pedidos continuos de 200 cojines, ahora subsistimos con ventas en museos”, señaló.


Para entrar al mercado de museos, al igual que en centros comerciales, se lleva un muestrario con la lista de precios, ellos deciden qué les gusta, se hace un contrato de consignación y se establecen puntos como cuándo nos van a pagar, tiempos de entrega, entre otros particulares, detalló Larios Nava.


Está en pláticas para entrar a centros comerciales, aunque éstos no están realizando muchas compras; sin embargo, sus creaciones han sido bien recibidas, pero por lo pronto se mantiene en tiendas de museos como el de San Ildefonso, Nacional de Arte (Munal) y Amparo (en la ciudad de Puebla), entre otros.


Al ser todos sus insumos nacionales, dependiendo de los pedidos compra los rollos de tela de 28 metros de longitud cada uno y que rinde para 200 cojines, aproximadamente.


“Queremos llevar nuestro producto a Canadá, Estados Unidos y algunos países europeos e ir a la feria de Milán, además de invertir en la máquina de impresión que cuesta 80 mil pesos más la plancha de 20 mil pesos pero con eso nos ahorraríamos cerca de 80%”, señaló.


En México, la mayoría de sus consumidores son extranjeros, pero trata de crear conciencia entre los connacionales, porque muchos dicen que son bonitos sus productos, pero no los compran porque lo demeritan y lo tachan de “naco”.


...

Relató Óscar Eduardo que fueron 15 mil pesos de inversión familiar; su papá le ayudó con el capital y su mamá María Concepción Nava León con la costura.
“Cuando inicié me di cuenta de que era muy difícil, hay mucho que hacer, pero cuando se quiere hacer algo hay que seguir cumpliendo con lo requerimientos y medios que se tienen, quizá no somos la gran industria y lo que todos soñamos como microempresarios, pero de algún modo se tiene que empezar”.
Dónde vender, cómo hacer el contacto, qué materiales comprar y cómo adquirirlos, dónde hacer la impresión, cómo debe ser el empacado o el envío; además, problemas legales, permisos, exportación es a lo que se enfrenta a diario.
“Consideran nuestro producto demasiado moderno y eso es una complicación más, en los lugares donde vamos quieren artesanías como tal y son muy conservadores, también la gente ve raro tener algo muy mexicano en casa porque estamos acostumbrados a otro tipo de decoraciones en salas y recámaras.
“Fuimos a tocar mil puertas, ver si podíamos vender con cada uno de ellos, muchas citas, papeleo. Se invierte mucho tiempo y esfuerzo en esta etapa, sumado a comentarios de compañeros y amigos que me decían que no iba a pasar nada, mejor busca trabajo en lugar de emprender porque hay muchas tranzas y sí ha sido difícil pero vamos avanzando”.
Tenía razón, pues al iniciar con la ilusión de dar a conocer lo que hacía y vender se actúa de buena fe, de la que otros se aprovechan.
“Hay gente que abusa de eso; por ejemplo, dimos una fuerte cantidad de cojines confiando en el comprador y hasta la fecha no nos ha pagado, pero como no existe un papel firmado ni nada, pues seguimos esperando”.
Por el momento Óscar Eduardo Larios Nava, diseñador gráfico egresado de la UNAM, sigue firme en posicionar su marca inspirando una nueva colección en el arte prehispánico, grecas, pirámides, rescatar motivos históricos que han sido descuidados, entre otros.

Sino se tiene actualmente un trabajo, considero que la opción es única: SEGUIR BUSCANDO y hacer algo mientras cae un dinero más o menos seguro. La frustración es compañera frecuente de la vida, así que, una cosa son los sueños y otra, como decía mi maestro de baile y actuario por la UNAM, otra muy diferente no trabajar para construirlos. La idea es afrontar el paso de crisis que modifiquen nuestra estrategia... Me estoy acordando que aunque fue hace años, el hermano de mi pareja, quién es médico; compraba medicinas en la farmacia Paris y se trepaba a su camionetita y emprendía camino a pueblos y rancherías para ofrecer servicios médicos muy accesibles, incluida la medicina que también les salía mucho más barata que irla a comprar a las ciudades. No sólo forjó el carácter del doctor, sino que se ayudó y ayudó a muchos. ¿Quién se avienta a hacer esto? Habría que ver si la ambición o la necesidad es quien nos empuja.
La ilustración es de http://tipika.blogspot.com/

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